Estoy cansada que la gente tire y tire sin descanso. Yo soy buena pero no una santa. Y lo que más me molesta es que me toman por tonta. Piensan, aguantará otra vez. Y de pronto descubren que no, que me he dado cuenta de que estaban abusando de mi buena fe. Entonces se sorprenden. Y cuando digo basta, es basta. No hay vuelta atrás.
He de reconocer que me cuesta dar segundas oportunidades, pero las terceras ni las contemplo. No creo que la gente cambie, y menos a nuestra edad. Porque yo, la verdad, no he cambiado mucho en los últimos años, quizás me he vuelto un poco más drástica, pero eso es debido a la experiencia. Pero de carácter, no, no he cambiado.
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