Luego fuimos a comprar los periódicos y algo de fruta a la tienda del puerto de Ibiza Nueva. No pudimos entrar con el coche porque acababan de empezar unas obras y tenían todo el suelo levantado. ¿Por qué no lo hacen en octubre? Pues porque para ellos, supongo que es mucho más lógico empezar en Semana Santa. La de la tienda nos explicó que no tenía fruta porque no habían dejado entrar al camión de reparto, que podría ser que al día siguiente tuviéramos más suerte, pero de los periódicos que nos olvidáramos.
Después fuimos a la playa de las Salinas. Por primera vez estaban todos los chiringuitos abiertos en Semana Santa (por increíble que parezca, el año pasado sólo abrieron dos) pero también habían empezado unas obras. Esta vez en el parking, por lo que tenías que dejar el coche en la carretera y pegarte una buena caminata para poder llegar a la arena, así que cambiamos de playa.
En el pueblo, en cada tienda, había que preguntar que días iban a abrir porque cada uno hacía lo que quería. Unos cerraban el jueves, otros el viernes, otros miércoles y lunes, en fin, un lío. Había que llevar un calendario más complicado que la agenda de un ministro. Pero esto es Ibiza...
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