Tiene el don de la insistencia. Eres un reto y cuánto más digas que no más interés le creas, hasta que llega un punto en que se te acaba la resistencia y caes. Caes en picado y sin paracaídas. Al principio te sientes flotar, crees que te envuelve y en realidad te ata. Juega contigo, sabe como mantener tu interés, y cuando ya ha eliminado todas tus defensas empieza a aburrirse y te deja con el corazón roto.
Pero el corazón, aunque duele, no es lo terrible. El corazón, con el tiempo se repone, y sobre todo de los malos (es peor superar el que se acabe con uno bueno). Lo terrible, es que te sientes como una idiota. Eras consciente de que eso iba a ocurrir, pero decidiste que, por una vez, ibas a dejarte llevar. ¿Y a dónde has llegado? A ninguna parte. Sabes que en realidad, ni siquiera has aprendido la lección. Sabes que llegará otro y volverás a dejarte tomar el pelo.
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