Lo que no acabábamos de ponernos de acuerdo era porqué no se podían mezclar ambas sustancias. Había dos teorías principalmente; la de que entonces te coges un colocón de campeonato y la de que las pastillas mezcladas con alcohol no hacen efecto. No sé cual es la correcta, pero ambas me hacen repeler el alcohol como si de un bicho se tratara. No quiero que tengan que arrastrarme a casa y al día siguiente no saber donde me olvidé la cabeza y muchísimo menos que el calmante no actúe, que no llevo bien lo del dolor. ¡Si todavía no acabo de estar convencida de sacármela sólo de pensar en el pinchazo de las anestesia!
Lo sé, soy una exagerada, pero cada uno tiene sus fobias y una de las mías (no voy a decir la única porque eso sería mentir como una bellaca) es todo lo relacionado con médicos (lo siento por mi sister), medicinas y agujas, sobre todo agujas.
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